10 consejos para escribir periodismo narrativo online

Recomendaciones para redactar una buena crónica literaria

Por supuesto, debes leer sin freno, paladea páginas, mastícalas, no engullas. Escribe en cualquier soporte, escribe en ordenador, en folios, en papel higiénico; así ordenarás la realidad. Luego, quizás los siguientes pasos te ayuden:

1. Localiza bien el tema central de la historia. Cada relato cobija en su interior un motor que lo desencadena. No olvides el contagio que sufre el periodismo literario de la antropología y otras ciencias sociales. Busca el germen cultural y humano de la vivencia.

2. Así, desde la comprensión, podrás articular la perspectiva que facilitará la narración más clara posible. Muchas veces, comprensión significa descubrir una duda o un enigma: no se trata de que el periodista desentrañe los misterios de la vida.

3. Del análisis de la materia prima para el artículo extraerás mucha información, numerosas reflexiones… Es importante que no avasalles al lector y, una vez tengas clara la estructura, dejes que los acontecimientos se expliquen por sí mismos. El arranque debe atraer al lector. Una escena vale más que mil palabras o (si tienes un suceso tan fuerte que empujaría a profundizar al más indolente) puedes componer un pequeño resumen. Cuidado si comienzas con una reflexión: es muy fácil repeler que atrapar.

"Escribe en ordenador, en folios, en papel higiénico; así ordenarás la realidad"/ Foto: Manjar de hormiga

«Escribe en ordenador, en folios, en papel higiénico; así ordenarás la realidad»/ Foto: Manjar de hormiga

4. Usa figuras literarias para enriquecer el contenido. Son muy útiles para confeccionar climas y hacer viajar la mente del lector. Explora las figuras sonoras como la aliteración, o las rítmicas como el asíndeton o el polisíndeton.

5. Sin embargo, recuerda que el periodismo literario no es el trastero sin puertas del oficio donde uno se desfoga y amontona epítetos y metáforas y metonimias… La forma gana relevancia en este género, pero siempre al servicio de la información.

6. Muchos tachan de herejía el enfoque de la primera persona. Es cierto que algunos periodistas pueden eclipsar con su presencia la historia que intentan contar; no obstante, hay usos de la tercera persona que deslizan más soberbia. Por ejemplo, si el autor insiste en demostrar su gran talento literario puede enfangar la lectura y, por lo tanto, matar el interés por la narración. En cambio, un buen empleo de la primera persona puede intensificar el relato, incluso potencia y guía la empatía del público. Lo importante, de nuevo, es priorizar la información. Ah, según Martín Caparrós, no viene mal dejarse a uno mismo en ridículo de vez en cuando.

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7.
Busca la empatía. Apasiona al lector, zarandéalo, colócalo en el centro de historia. No narres como un portavoz de la Guardia Civil. Las cosas suceden empapadas en sensaciones, rodeadas de detalles. Lo sencillo es la clave, la cotidianidad puede universalizar el texto. (Lee Sefarad de Antonio Muñoz Molina).

8. Exprime a los personajes. Retrata su aplomo, sus coletillas, sus gestos, sus tics. Aprende de Vargas Llosa (lee Conversación en La Catedral) y utiliza el estilo indirecto libre para combinar diálogos, acotaciones, descripciones, entonaciones, interjecciones, onomatopeyas. Así incluirás mucha información sin cortar la fluidez. Aprovecha los diálogos, con guiones, cuando las declaraciones desvelen algo sustancial.

9. Las oraciones pasivas provocan lectores pasivos. Y, por cierto, olvídate, los gerundios no son herramientas del escritor sofisticado.

10. El usuario se entrega a la lectura de una crónica de largo aliento cuando confía en la autoridad y en la calidad de una cabecera consolidada. En cambio, si escribes en un blog personal, no excedas (al menos en principio) las 2000 palabras.

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